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Alicia Haber:   1ra Bienal del Mercosur ( II )
Así, el visitante tenía la ocasión de conocer y reconocer diversas expresiones del constructivismo y diferentes opciones de la abstracción geométrica; dialogar con la obra del gran homenajeado, el argentino Xul Solar; observar otro pequeño homenaje al venezolano Jesús Soto, a quien también se dedicó un espacio particular; observar vertientes de contenido político expresadas en medios y lenguajes muy disímiles de las últimas cuatro décadas (sobre todo desde los conflictivos años sesenta en adelante); prestar atención a la temática cartográfica a partir de ese mojón del mapa invertido y el lema »Nuestro Norte es Nuestro Sur« del maestro uruguayo Joaquín Torres-García para llegar hasta nuestros días, y descubrir algunas tendencias del arte que se hace actualmente en varios países del continente.

El énfasis fue más histórico del que habitualmente proyecta una bienal, revelándo una necesidad de subrayar la relevancia de algunos aportes del arte de este continente y marcar su presencia en el contexto de la creatividad occidental del siglo XX. El »Ultimo lustro«, exhibido en el local DC Navegantes; el "Imaginario Objetual" en depósitos abandonados del puerto, en el Parque Marinha do Brasil, en el Mercado Público y en el DEPRC y las Intervenciones en la ciudad de Porto Alegre, no alcanzó a contrabalancear el marcado énfasis histórico de la muestra.

Habida cuenta de la pobreza de los acervos de los museos del Cono Sur de América Latina y de sus limitaciones, ésta fue una buena manera de reencontrarse con figuras mayúsculas de la plástica latinoamericana. En la mayoría de nuestros países, los museos no tienen acervos suficientes para representar las historias del arte, sobre todo las de los últimos cuarenta años, y gran parte del patrimonio artístico contemporáneo permanece en los talleres de los artistas. Por ello, estas revisiones históricas son más que bienvenidas. Para muchos visitantes europeos y estadounidenses fue, además, una ocasión de descubrimiento. Y ese solo hecho ya justifica el carácter histórico de algunas muestras.

Jesús Soto
Jesús Soto
La selección fue bastante afinada, y en algunos momentos se lograron espacios de calidad sorprendente, tanto por las obras como por la calidad y sofisticación del montaje, como sucedió con el muy museístico ULBRA, donde se exhibía la vertiente constructiva, y con el Espacio Fundación Bienal, donde se exponía la vertiente política. En general, la Bienal proyectaba un panorama muy alentador de la creatividad latinoamericana, y tenía la gran virtud de estar manejado desde una óptica continental, por curadores de los países invitados y no por la mirada hegemónica del Norte.

La Primera Bienal del Mercosur es un esfuerzo sin precedentes para una ciudad marginal dentro de la periferia, que nunca fue destino artístico hasta este momento histórico. Es todo un gran paso para la gaúcha Porto Alegre que merece aplausos, y habla de la pujante realidad brasileña en medio de un contexto socio-económico de ese país que tiene graves problemas, reparto muy desigual de la riqueza y sectores de pobreza muy significativos. Se destacaba sobre todo la paradoja de haber logrado hacer de Porto Alegre una especie de capital artística del Mercosur, frente a lugares más privilegiados como Buenos Aires y Montevideo, mucho más hermosos desde el punto de vista urbano, con una enorme tradición cultural y artística, menores conflictos socio-económicos, mayor peso de la clase media ilustrada y con mejores espacios de exhibición (sobre todo en la capital argentina). Porto Alegre superó con creces sus desventajas y destronó a Buenos Aires y a Montevideo. De buena ley.

Xul Solar el gran homenajeado

Lygia Clark
Lygia Clark
El homenaje a Xul Solar (1887-1963) era más que merecido. A través de varias obras expuestas en la APLUB se podían comprobar sus características creativas. Cromatismo intenso, lírico, transparente y cálido; un juego de formas dinámicas que se mueven en el espacio y una geometrización permanente son singularidades de una producción que tiene un innegable poder de incantación.

Por sobre todas las cosas se impone una figuración imaginativa que diseña una iconografía de aliento onírico, surrealista y metafísico. En ese mundo críptico surgen enigmáticos laberintos, misteriosos castillos, exóticas montañas, extrañas figuras humanas, homúnculos fabulosos, llamativas formas larvadas, arquitecturas fantásticas y marionetas a las que se suman grafismos, letras, números, palabras, horóscopos, la estrella de David, la cruz, los mandalas, soles, lunas y serpientes que integran un complejo mundo simbólico. »Seres —rostro« con múltiples caras y ojos devienen »plurentes«, arquitecturas utópicas se abren como biombos, rodeando jardines y estatuas; pequeños personajes suben la escalera hacia las oquedades de las ruinas, mástiles antropomorfos y fantasmales adquieren las características de seres orgánicos; un extraño avión-barco-casa sobrevuela una villa portuaria; santos y guardianas meditan sobre inestables columnas totémicas que se quiebran pero no se caen, y rótulos y máscaras emergen como esculturas en paisajes guardianes. La creencia sostenida en la reencarnación, el sentido cósmico, el misticismo y las permanentes especulaciones filosóficas definen el área enigmática de estas pinturas.

El Guggenheim de las pampas

Xul Solar
Xul Solar
Éste fue el ingenioso apodo que los gaúchos riograndenses dieron al estupendo espacio de las tiendas Mesbla, ahora recuperado, con un excelente reciclaje, para sala de exposiciones temporales durante la Bienal del Mercosur, y presentado como Espacio ULBRA. El término surgió no sólo de la similitud de formas curvilíneas de los grandes balcones y de las salas que se abrían a partir de esa sección, sino de la calidad museística de las obras expuestas y del énfasis moderno de todo el conjunto, uno de los más notables de la Bienal del Mercosur. Allí se nuclearon ejemplos destacados del universalismo constructivo y de la Escuela del Sur de Torres García, del arte Madí rioplatense, del cinetismo venezolano, del concretismo brasileño, y de diversas vertientes constructivas de la historia del arte latinoamericano, expresadas en pintura, diseño, objetos y esculturas.

Aunque estaba representado con una sola escultura, el uruguayo Gonzalo Fonseca se destacaba en el área del universalismo constructivo por las cualidades enigmáticas y el gran potencial simbólico que irradian los habitáculos de la pieza. Fonseca plasma de manera singular las alusiones a la eternidad, a la imposibilidad del conocimiento absoluto, al difícil acceso al saber, a la nostalgia, al recuerdo y a la comunión con lo cósmico, que se materializan en sus formas. El artista demuestra su amor por la riqueza arqueológica y su fascinación por lo cultual, lo esotérico y lo misterioso. Es muy singular su manejo de los volúmenes que tienen oquedades, explanadas, o sitios dentro de los que se sitúan estructuras geométricas y emerge la idea de contenedor, caja, relicario, sagrario o sitio dedicado a un culto primigenio.

El arte Madí era también un punto alto de la muestra y se nuclearon numerosas piezas de primer nivel de ese movimiento que nació en agosto de 1946 en el Instituto Francés de Estudios Superiores, con una muestra ya célebre. Había varios ejemplos en pintura, escultura, objetos con sus puntos y lineas en una superficie, el marco irregular y la ruptura con el marco ortogonal (del que ya fue un pionero el uruguayo Rhod Rothfuss en 1944), el énfasis en el planismo en la pintura y en escultura, el desarrollo del movimiento articulado, rotativo y cambiante.

La muestra permitía un viaje de reencuentro hacia un momento de gloria del arte abstracto rioplatense, con ejemplos de otras vertientes vinculadas al Madí como el perceptismo y el espacialismo. Descollaban las obras del uruguayo Carmelo Arden Quin y de los argentinos, Gyula Kósice y Raúl Lozza, y sobre todo sobresalían las esculturas del argentino Ennio Iommi y las obras del italo-argentino Lucio Fontana.

Espaço Ulbra
Ulbra Space
Las salas dedicadas al venezolano Carlos Cruz-Diez, los brasileños Lygia Clark y Hélio Oiticica, los venezolanos Alejandro Otero y Jesús Soto (quien, además, merecidamente tenía una pequeña pero lograda muestra, homenaje especial en el Teatro San Pedro), el brasileño Sérgio Camargo, la imponente presentación de las enormes esculturas de los brasileños Ascanio y Franz Weissmann y las obras del brasileño Amilcar de Castro eran algunas de las tantas opciones posibles y destacadas en este amplio recorrido por la abstracción constructiva, geométrica y cinética, donde Venezuela y Brasil lograron un lugar muy notable. En casi todos los casos había obras mayores que daban un auténtico panorama de esos creadores. Inclusive, había una instalación espacial de Cruz-Diez muy interesante.
Hélio Oiticia
Hélio Oiticia

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©   Art Nexus y autora. Presentación online por  Universes in Universe

©   Fotos: Claudio Fachel y Edison Vara