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Este año es especialmente difícil ver
la Bienal de La Habana como un evento puramente artístico, en
forma objetiva, sin tener en cuenta el contexto del país en el
que se realiza. Tanto su organización como su repercusión
internacional fueron afectadas en gran medida por el agravamiento de
la situación política.
En los meses que la precedieron circularon, sobre todo, noticias negativas
como: las medidas extremas tomadas por el gobierno cubano contra integrantes
de la oposición, el escalamiento de la confrontación con
la Unión Europea [1], la cancelación
del apoyo financiero de varias fundaciones de Europa [2],
además de la censura de textos sobre obras de dos artistas, que
por ello anularon su participación..
De acuerdo con las declaraciones oficiales, la Bienal pudo ser salvada,
porque el estado cubano decidió poner a disposición 156.000
dólares, lo que supuestamente representó el presupuesto
total. Pero asimismo en Cuba, un evento internacional de esta envergadura
no se hubiese podido realizar con esta suma. La mayor contribución
la aportaron una vez más - como ya en las bienales anteriores
- los mismos artistas, pagando su producción, transporte, pasaje,
alojamiento, etc. Por demás, el catálogo fue financiado
por una institución europea.
Si bien la escena internacional de arte no se dió cita en forma
tan numerosa este año en La Habana, la escasa inversión
del estado fue por demás lucrativa. Los extranjeros que viajaron
a Cuba especialmente para la Bienal (según nuestro cálculo,
unos 1.500 hasta 2.000, entre ellos, más de la mitad, de los
EE.UU.) dejaron una cantidad considerable de divisas para el país.
Es de mencionar que también esta vez se vendió arte cubano
a raudales y a precios impresionantes en galerías y talleres.
A pesar de todo, esta 8ª Bienal de La Habana fue un importante evento
artístico internacional. Con nuestro recorrido por las exposiciones,
cuya producción estuvo una vez más a cargo nuestro, quisiéramos
acercar una impresión de ella a partir de algunos ejemplos de
obras a todos aquellos que se interesan y que por diversas razones no
pudieron o no quisieron viajar.
De todas maneras uno se pregunta, cómo seguirá
la Bienal de La Habana en el futuro. Si bien durante el Foro se llevó
a cabo una mesa redonda sobre bienales en general, este aspecto sobre
el evento organizador no fue analizado. Arte de África, Asia,
Latinoamérica y el Caribe, se puede encontrar entretanto en muchas
exposiciones internacionales, de manera que este enfoque solamente -
tan meritorio como lo fue al principio - no es suficiente como concepto.
Tampoco la apertura hacia un marco geográfico más amplio
le trajo a la bienal actual ningún provecho artístico
reconocible. Para el futuro sería indispensable un mayor rigor
curatorial o una idea más sólida y consecuente. Pero más
que nunca hemos tenido este año la sensación, de que tanto
para la Bienal como para la población en Cuba, se trata en primera
instancia de sobrevivir...
Pat Binder y Gerhard Haupt
Editores de Universes in Universe
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