Universes in Universe - Mundos del Arte

49ª Bienal de Venecia
10 junio - 4 noviembre 2001

Venecia / 2001 / Plataforma / Arsenale

 

 
Javier Téllez
De una entrevista con Pat Binder y Gerhard Haupt.

Esta es una obra especialmente hecha para la bienal de Venecia, y concretamente, es sobre el Chorea de Huntington, una enfermedad genética que produce una degeneración en las neuronas cerebrales, y es también sobre Venezuela, que posee la concentración más grande de estos enfermos en el planeta.

La pieza se llama »Choreutics«, un término inventado por el coreógrafo Rudolf Laban, para denominar una nueva manera de anotación de los movimientos del cuerpo humano que permite una liberación de la rigidez de la danza clásica. Yo estoy usando el título como un juego de palabras para vincular el »chorea«, -que significa movimiento-, con el Chorea de Huntington, la gran tragedia de Venezuela, de los pueblos que se ubican a la rivera del lago de Maracaibo. La manifestación fundamental de la enfermedad es precisamente el movimiento involuntario. Fue traída en el siglo XIX por un marinero europeo y por la poca relación que hay entre los habitantes de estos pueblos con la ciudad, se reproducen entre ellos, propagando así la enfermedad. Esto incrementa la marginalidad y la pobreza, pues como son pescadores, no pueden realizar su trabajo estando afectados. Además, el estado no provee de suficiente asistencia médica a la región.

La pieza esta armada como una especie de laberinto, utilizando como metáfora la tela de araña. Es una conexión que está dada por el imaginario popular: La gente en Venezuela conoce el Chorea de Huntington como el »Mal de Sambito«, y de esta manera lo relacionan con la enfermedad clásica, la epidemia psicológica de la Edad Media. Es así, como se produce una especie de salto psicohistórico en la obra entre lo que es Italia y la Tarantella, y el Mal de Sambito y Venezuela. Además, es precisamente en la zona a la que llegó la enfermedad, en donde se generó el nombre de Venezuela, la piccola Venecia, porque las casas fueron construidas al borde del lago.*)

En la instalación estoy usando un documental hecho en 1972 por el Doctor Avila Girón, un psiquiatra venezolano de Maracaibo; contrapongo las imágenes de esta película con el patrón de la tela de araña. Hay dos elementos que se repiten en la edición del vídeo que funcionan como intervalos, uno es el patrón de la tela de araña que se hace y se deshace, y el otro es un trompo que pasa entre las manos de los niños del mismo pueblo, como una simbología de la enfermedad y de la transmisión genética, a la vez que el trompo es alegórico del destino. Es básicamente, una gran tela de araña donde todas las líneas convergen y divergen: está la línea de las manos de los niños, la línea que se dobla, que es la cuerda que hace que el trompo gire, y luego está la línea de Aria-DNA, el cordón umbilical que une a todos los protagonistas de mi pieza.

El documental muestra a los abuelos y padres de las personas que yo filmé. En cierta manera es un gran esfuerzo de memoria el plantear esta conexión, y hacer visible una realidad fundamentalmente invisible en Venezuela, pues nadie habla del Chorea de Huntington, inclusive, tomando en cuenta que un pueblo de 20.000 habitantes, como Barranquitas, tiene la mitad de la población afectada.

Es una metáfora: traer una situación periférica e invisible al centro, en este caso, al del mundo del arte y operar en ese espacio entre centro y periferia. Quedó como una pieza muy específica para esta idea de »Platea de la Humanidad«.

El público entra a la instalación por cuatro puertas, y luego hay cuatro más, que son una especie de células, donde hay máquinas de pelotas de tenis disparándolas constantemente contra las imágenes.

Trabajo mucho con temas de corte psiquiátrico. Mis padres eran psiquiatras y en cierta manera hay elementos autobiográficos en mi trabajo. Desde muy temprana edad, mi padre me llevaba a visitar hospitales, y eso, yo creo, disolvió el juego entre lo que se considera normal y patológico, y mi obra opera en ese límite.

Nota:
»En la Alta Edad Media, al sur de Italia, se pensó que la mordedura de tarántula producía las condiciones del chorea, esos ataques de movimiento incontrolable, que parecen haberse convertido en una epidemia por toda Europa, y que en inglés eran conocidos como St. Vitus Dance, y en francés como La Danse de St. Guy. En Italia, se creía que la única cura posible era la danza mimética que luego se volvió la tarantella.«
(Del texto de Guy Brett, catálogo de la exposición)
 

Javier Téllez / + zoom in

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Javier Téllez
© Entrevista, traducción, retrato:
Gerhard Haupt & Pat Binder

 

 

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