índice no. 11  -  Foro Salón


Contribuciones a la discusión del Foro Salón

Desde Argentina recibí la siguiente comunicación, que se refiere a los Salones Nacionales de ese país. He extractado partes del texto que me enviaron; quien desee mas información, puede comunicarse a la siguiente dirección: wechsler@mail.retina.ar
José Roca


Diana Wechsler, Marta Penhos

(14 de enero de 1999)

Recibo con gusto el debate en torno al Salón Nacional y me parece oportuno comentarles que en febrero estará ya publicado el libro »Tras los pasos de la norma. Salones Nacionales de Bellas Artes. (1911-1989)« coordinado por Marta Penhos y Diana Wechsler, es el número 2 de la serie de Archivos del CAIA (Centro Argentino de Investigadores de Arte) y reúne 7 trabajos que reconstruyen a la vez que recorren críticamente la historia de nuestros Salones Nacionales de Bellas Artes. El anterior libro que inauguró la serie de los Archivos..., fue »Desde la otra vereda. Momentos en el debate por un arte moderno en la Argentina (1880-1960)« coordinado por Diana Wechsler, que reúne trabajos propios y de otros 7 colegas.

Decía que me parece oportuno incluir en este debate a »Tras los pasos de la norma« ya que en buena medida se cruza con diferentes cuestiones que circularon en la discusión iniciada por Columna de Arena. Les envío como anticipo la introducción del libro y espero que les interese así como tener respuestas y comentarios acerca de nuestro trabajo. Como afirma Lucas Ospina: el Salón habla y creo que este trabajo ha intentado oírlo a través de su historia y de sus articulaciones con los debates artísticos y políticos de cada momento.

Cordialmente, Diana Wechsler

Tras los pasos de la norma
Introducción

Buenos Aires hacia 1910 carecía de una vida artística regular y organizada. Desde las últimas décadas del siglo XIX se fueron sumando las iniciativas desplegadas en distintas direcciones, tendientes a constituir un espacio para las artes. Sin embargo, faltaba aún construir un marco normativo que diera un empuje sostenido a esta actividad. La Exposición Internacional de Bellas Artes del Centenario, el emprendimiento oficial más cercano al Salón Nacional, adquirió rápidamente una doble significación para la opinión pública: había sido una gran acción estatal a favor del desarrollo de las artes plásticas y aparecía, a su vez, como una prueba fehaciente de »nuestra insignificancia« , en palabras de un crítico de entonces.

Los hombres de la época sostenían que los poderes públicos debían ocuparse de manera eficaz de un »cultivo racional« del arte. Las experiencias de Francia e Italia se presentaban como pruebas de lo que debía ser una buena gestión cultural, desarrollada a través de becas, subsidios, premios, concursos, encargos, exposiciones y toda clase de apoyos. En nuestro país estaba todo por hacerse, pero la perspectiva era amplia y la meta muy alta: »hacer que la exposición argentina (refiriéndose al Salón Nacional) sea en la América Meridional lo que es en Europa el salón de la Societé des Artistes Française.«

Al parecer había que seguir los pasos del modelo europeo. Este había funcionado dando lugar en Francia e Italia, por ejemplo, a un sólido y »viviente« arte nacional que se convirtió - afirmaban - en la fuente de la que bebe todo el mundo. Los testimonios de la época muestran claramente la formación de una conciencia pública que demandaba al estado su intervención para el desarrollo de los asuntos culturales.

Estas acciones del estado modificarían progresivamente la vida artística de Buenos Aires: la constitución de una institución como el Salón Nacional de Bellas Artes se presenta como un fuerte regulador de la producción artística que marcó, en sus diferentes etapas, las tendencias deseables conducentes a delimitar un arte oficial - y correlativamente las exclusiones - contribuyendo a generar espacios paralelos, alternativos, que dinamizaron el campo artístico.

(...) el recorrido que proponemos marca el sendero de lo que podemos calificar como nuestra 'tradición académica' que es el resultado de un proceso activo e intenso de selección de artistas, obras, modalidades expresivas, iconografías. Uno de los escenarios centrales de esta operación de delineamiento de un perfil del 'arte oficial' fue el Salón Nacional Anual de Bellas Artes: en cada coyuntura participar o quedar excluido marcaba el adentro o el afuera respecto de lo instituido.

(...) los Salones se convirtieron rápidamente en una vidriera privilegiada así como en el espacio catalizador de la producción plástica local. Los Salones fueron además, en buena medida, los responsables de la constitución de un público moderno y de una crítica que, sostenida desde los medios gráficos, se ocupó de completar la tarea de dar visibilidad a un sector del colectivo de artistas en nuestro campo. Ya desde las primeras experiencias, el Salón contribuyó en la formación de un »público masivo« al que a la vez hizo visible. La heterogeneidad de este público orientado por la crítica de los medios gráficos, en poco tiempo fue marcando diferentes territorios del gusto.

El funcionamiento regular de los salones favoreció además, la emergencia de propuestas alternativas como se lee en las primeras iniciativas de los rechazados e independientes y sus ecos en años posteriores, así como la formación de un circuito de consagración paralelo.

(...) Durante todo el período analizado se observan diferentes movimientos de proximidad y rechazo respecto del salón, que permanece quizás por esto mismo en el centro de la escena artística. Esta centralidad provocó en los meses de su funcionamiento - incluyendo los momentos de su convocatoria - la intensificación de los debates vinculados a los mecanismos institucionales que se derivaban inevitablemente en polémicas estéticas. Una discusión en torno a los jurados, a sus criterios de aceptación y de rechazo, a sus valoraciones y asignación de premios involucraba el debate acerca de la versión selectiva por la que se tomaba partido. Consecuentemente el conjunto de obras expuesto en los salones conducía a discusiones como la del »arte nacional« primero o la de un »arte representativo« de nuestro país, más tarde. Estas polémicas por su parte, entraban en tensión con las sostenidas a propósito del arte moderno (...)

Este libro, dedicado centralmente a la historia de los Salones Nacionales de Bellas Artes y sus articulaciones con el campo artístico entre 1911 y 1989, reconoce a los trabajos comentados como antecedentes, de los que se derivaron algunas pistas para la investigación realizada. En la medida en que dialoga y discute con ellos, se constituye en un paso más en la construcción de nuestra historia del arte.

Diana Wechsler, Marta Penhos, diciembre de 1998

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©  Texto: Diana Wechsler, Marta Penhos, Columna de Arena: José Roca

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