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Contribuciones al foro »Curaduría vs. demagogia participativa« - Columna no. 29

Bernardo Ortiz: Mercado de lágrimas

(2 de agosto de 2000; artista de Cali)

El día 16 de julio a las 3:06 de la tarde, de este año, recibí una invitación para participar en una lista de discusión moderada por José Roca. El 24 de julio, una semana después de aceptar la invitación llegó un mensaje que contenía una invitación hecha por Ojotravieso (seudónimo de un seudónimo) para abrir un debate nacional alrededor de la situación del circuito artístico caleño. El mensaje contenía, además, copia de un intercambio de mensajes entre alias José Fernando Marquín, José Roca y Carlos Jiménez. La discusión giraba en torno a la difusión a-crítica que hizo Ojotravieso de un comunicado de prensa invitando a una exposición organizada por Jiménez. Alias Marquín, Roca y Jiménez deciden hacer pública la discusión, pues intuyen que lo que se toca en ella va más allá de una discusión sobre cuál de los tres tiene la razón, y que el asunto del comunicado puede detonar una gran discusión sobre los problemas de fondo en el circuito artístico caleño (y aún en el nacional).

Y en respuesta a la invitación cuatro días de silencio.

¿Qué pasó?

El año pasado, Jaime Iregui, con un entusiasmo que bordea con la militancia, envió a la revista Valdez un texto sobre ciertas posibilidades que ofrece internet. Al poco tiempo Espacio Vacío abrió su página web y una lista de discusión. En los rimeros días la lista tuvo un gran movimiento, incluso se trató de abrir una discusión similar a la que propone ahora alias Marquín.

Pero con el paso de los meses el entusiasmo se desvaneció. Hoy la lista solo envía comunicados de prensa como los que dieron pie a esta discusión. De lista de discusión pasó a lista de noticias.

Esto nos podría llevar a preguntarnos por la efectividad de internet como medio para el debate. Pero hacerlo sería como poner en duda la efectividad del teléfono cuando uno llama y nadie contesta. Se podría alegar, y con razón, que internet es simplemente un medio y los que hacen el debate son las personas.

nota al margen: los mensajes han sido enviados con una codificación de caracteres anglosajona, la cuál reemplaza las tildes con caracteres-basura. Esto hace la lectura bastante incómoda. Aparte de eso no está claro a cuál dirección se deben enviar las respuestas. Normalmente en las listas de discusión hay dos direcciones: una es la de la lista propiamente dicha, a donde se dirigen las discusiones y las noticias y otra es la del »majordomo« que se encarga de las labores administrativas (suscripción, cambios de dirección, retiros, etc.). En este caso no está clara ninguna de las dos. Es posible que el debate no se haya dado por estos problemas técnicos.

Pero parece que me estoy desviando del asunto. Retomemos, el debate lo hacen las personas. Internet no garantiza para nada su éxito o fracaso. Cabría entonces preguntarse si a todos los interesados en el debate les llega la columna de alias Marquín, o pertenecen a esta lista (pienso por ejemplo en Miguel González y la Dirección de La Tertulia, o la sección de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura).

Lo anterior no pretende demeritar las intenciones de Roca, Jiménez y alias Marquín al proponer una discusión pública que vaya más allá del problema puntual que la originó. La propuesta de un »Debate Nacional« es importante pero para que se de el debate se deben convocar a »todos los actores del conflicto«. Tal vez esta lista no es el medio adecuado (reitero el »tal vez«.)

Los cuatro días de silencio son de todas maneras elocuentes. Supongamos, por un momento, que no han sido problemas técnicos los que han impedido el desarrollo de la discusión. ¿Por qué el silencio? Cabe suponer aquí dos alternativas.

La primera es una pregunta paranoica ¿será este mismo silencio la razón por la cual alias Marquín recurre al seudónimo? Me explico. Cuando se propone debatir la forma como ciertas instituciones han manejado sus asuntos, siempre estarán presentes las represalias que podrían tomar contra aquellos que las cuestionan. El silencio y el seudónimo son una manera de eludir esas represalias. Pero así como suena de romántico 'eludir represalias', el silencio y el seudónimo en este caso no sirven para proteger la vida, sino las posibilidades de participar en las actividades de las instituciones criticadas. Y de esta forma es concederles a estas instituciones el poder. Así como dijimos que el debate lo hacían las personas, que internet es sólo un medio, igualmente podríamos decir que el poder lo ejerce quien puede intimidar, y es oprimido quien se deja intimidar.
Dice Ojotravieso:

»En cuanto a nuestro anonimato considero que, más que el temor a las represalias que ciertamente padecemos, esta fundamentado en el hecho de no generar mecanismos de poder como los que generan este tipo de actividades.
Ojotravieso no desea cuotas de poder, sino más bien nos mueve el convencimiento de que el arte sigue siendo un fenómeno en el que los sentidos, el amor, la inteligencia y el rigor se enfrentan a la falta de sentido común, los amiguismos y el abuso del poder.
Recuerde Usted que Ojotravieso por su naturaleza de 'isla en red', no tiene respaldo económico para realizar una actividad que en momentos como este no deja de valer tiempo y dinero, pero la realizamos con entrega y honestidad como herramientas frente a la ambición ciega y la sinrazón«. Aunque se entiende el argumento de no desear »cuotas de poder« no se sigue como hablar a nombre propio pueda hacerlo (si se tiene una conciencia clara del papel que se juega y consistencia con ese papel el riesgo se puede conjurar). Este punto me parece importante en relación al contexto nacional. En otros países, el recurso del anónimo y del seudónimo es efectivo, pero no aquí. Porque aquí, el poder también se ha ejercido desde el anónimo y el seudónimo, la amenazas y las calumnias son firmadas casi siempre por personajes anónimos. Recurrir al seudónimo es acercarse, peligrosamente, a ese modo de proceder.

Pero, bueno ya habíamos advertido de la naturaleza paranoica del cuestionamiento.

El silencio continúa.

La segunda alternativa es tal vez más prosaica. Tal vez la discusión no suscita mucho interés. Tal vez hay un cansancio ante el mercado de lágrimas en que se ha convertido hablar del arte nacional. Abundan los ataques personales y escasea la discusión de posiciones teóricas. Basta ver lo que pasó con la discusión entre Roca y el Malpensante o el gradual silenciamiento de Espacio Vacío (¿vaciamiento del espacio?). Pero hay que tener cuidado con el cansancio y el silencio. Porque si se prolonga se puede enquistar, aún más, todo aquello que por consenso es detestable en el arte nacional.

Por eso las preguntas que Roca toca son importantes y merecen ser debatidas. Ahora, yo propondría involucrar directamente a los curadores de los museos, en esta discusión. Si esto no se hace caeremos fácilmente en el rosario de lamentaciones. Y este tipo de discusiones se vuelven insufribles.

- ¿Cual es la situación real del medio artístico en Cali (y en el País)?

- ¿Como se manejan las decisiones en las instancias públicas y privadas?

- ¿Existe el espacio para un control del medio artístico - al menos un control simbólico - de las decisiones que lo afectan?

Sobre las preguntas:

La primera tiene tantas respuestas como participantes en el foro. En lo que toca a Cali, y después de padecer esta ciudad en los últimos 2 años, se puede percibir fácilmente un agotamiento de todas sus instituciones. Las razones: pueden ser muchas y van desde la crisis económica hasta la rigidez de las estructuras de poder. Si bien estas razones explican la coyuntura actual, me parece que se omite el problema de fondo: la frivolización de la ciudad. Y en esto tiene que ver fundamentalmente el narcotráfico. Es bastante significativo por ejemplo el hecho de que el gobernador Alvarez Gardeazábal esté en la cárcel por negociar unas »esculturas« de dudoso mérito artístico.

Esa es la relación tiene la clase política tiene con el arte. El medio artístico como tal está desapareciendo, el cierre de las galerías (aunque realmente solo la de Jenni Vilá se puede considerar como una galería seria), la crisis de la Universidad del Valle (que abortó a medias - o por lo menos disminuyó su impacto social - un proyecto de una Facultad de Artes que podría empezar a reactivar el medio), y la feria de envidias, anónimos y calumnias, han ocasionado un éxodo que de continuar terminará por acabar con el medio artístico. En este tema hay mucha tela que cortar. Y está íntimamente relacionada con la segunda pregunta.

Cali se esta convirtiendo lentamente en una estación. Es decir un lugar de paso a donde llegan propuestas de otras partes, pero que no propone nada hacia fuera (excepción que confirma la regla: las actividades de Helena Producciones).

Respecto al medio de control: bueno ese es el leitmotif de este mensaje. Un medio de control como tal me parece peligroso, me huele a comité central y ese si que es un mecanismo de poder. Pienso que más que un organismo de control, lo que se debe hacer es estimular la crítica, y responder a la crítica. Crítica abierta, comprometida en algunos casos, no-comprometida en otros, política, a-política, radical, revolucionaria, reaccionaria, conservadora, brillante, mediocre, profesional, aficionada. Es precisamente la discusión desde muchos puntos de vista la que logra crear un medio artístico, y la que logra controlar a las instituciones.

Bueno si usted ha llegado hasta aquí, le agradezco su atención (y espero sus críticas).

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©  Texto: Bernardo Ortiz, Columna de Arena: José Roca

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