índice no. 38
José Roca
Reflexiones críticas desde Colombia

Comentario a Columna 38 18 de septiembre de 2001
Herman Torres
Colombiano residente en Nueva York

Me alegra recibir las notas de condolencias de muchos de mis amigos que han llegado como un viento refrescante en medio de esta semana llena de desolación, imágenes dolorosas y un pueblo triste.

Hemos llorado como niños antelos hechos. La ciudad que nunca duerme se ha paralizado, las vigilias se movieron a nuestro barrio y se siente un aire de tristeza que no deja respirar fácilmente. Las calles se las tomaron procesiones de familias en duelo, buscando sus desaparecidos, caminando por el campo minado de lo incierto. Almas en pena, desoladas, van pegando afiches que denuncian »desaparecido« »se busca« »ayuda«. Es la forma pacifica y simple como todos aquellosque perdieron a algún ser querido lo están volviendo a la vida. Así se guarda la esperanza. Así se manifiesta el sufrimiento y se le da una imagen al dolor.

Las esquinas se han convertido en centros de oración, adornados con velas de todos los olores y colores, ramos de rosas frescas y banderas que reafirman el sentimiento patriótico. Los parques se han convertido en un centro de velacion conjunto, donde se llega a rendir homenaje a los desaparecidos, reconfortar el dolor y compartir con el vecino. Grupos musicales con baladas suaves entonan el himno del dolor de una ciudad que esta de rodillas.

El dolor se maneja con terapias de grupo que se ofrecen en todas las oficinas publicas, hospitales, escuelas. La ciudadadania se ha dado la mano mutuamente, con actos simples de buen samaritano, pero importantes y que han permitido compartir el dolor y disminuir la incertidumbre. Contrasta esto con la fama que tiene NY de ser una ciudad fría y desleal. Pues si algo se debe decir de NY es que aun tiene la capacidad de ser sensible a sus propios muertos.

A estos muertos, algunos cercanos a mi por la actividad que desarrollaban, otros por ser simplemente hombres comunes y corrientes. Todos llegados al melting pot New Yorkino en busca de lo que fuese, unos y otros, tan como ustedes y yo. De todos los colores y sabores, ricos y pobres, altos y bajos, jóvenes y viejos.

Ahora brotan los vientos de guerra camino a cobrar justicia. Buscando por todo el mundo a los responsables de estas acciones extremistas y del discurso macabro. El pueblo se mueve hacia la guerra, liderado por los hombres de Washington. El dolor se transforma en odio y la venganza aplicara su mano dura contra unos y otros. Esperemos que sea corta y decisiva y que se le ponga fin a esas sectas de »descerebrados«. Pero podremos derrotar lo invisible o en el proceso de hacerlo crearemos enemigos, la semilla del terrorismo futuro.

Y también han salido los cafres con su discurso inoportuno que al final de cuentas no esconden su contento por lo ocurrido y dicen que ya era hora de que a los americanos les toque un poco de sufrimiento. Han salido los expertos con sus profundas teorías baratas. Especulando como en la bolsa la caída del imperio.

Yo por mi parte digo: Es hora de velar nuestros muertos y guardar la calma.
  Columna 38 - comentarios

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©  Texto: H. Torres, Columna de Arena: José Roca

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