índice no. 38
José Roca
Reflexiones críticas desde Colombia

Comentario a Columna 38 1 de octubre de 2001
José Roca

Toda muerte es importante. Ese parece ser el fondo de muchas de las respuestas externas a la tragedia que acaba de sufrir la sociedad norteamericana. Con eso quiero significar que mientras se aclara el asunto del ataque al WTC y el mundo se prepara para la respuesta, hay otras muchas guerras que han seguido, inalterado, su sangriento curso. Una de ellas es la de Colombia. El número de personas asesinadas en esta guerra financiada con el dinero de la droga y peleada con las armas fabricadas en los países industrializados es enorme; la confrontación y las fumigaciones están acabando con el medio ambiente y desplazando la población rural, y pareciera que nosotros mismos consideráramos que las tragedias ajenas son más terribles o más dignas de compasión.

Hace pocos días recibí la noticia del secuestro de Consuelo Araújonoguera, ex-Ministra de Cultura. A pesar de que en esta misma columna se dieron en su momento debates frente a sus políticas culturales, un secuestro es un acto repudiable y pensé en mandar por este medio una nota de solidaridad. Desgraciadamente no lo hice inmediatamente. Hoy he recibido la noticia de que fué asesinada en cautiverio. Consuelo Araújonoguera fue una mujer comprometida con su región, y fué tal vez su intento de llevar lo marginal al centro lo que generó una de las mayores polémicas que se recuerden en torno a la cultura en Colombia. En el fondo, tenía mucho de razón, pero en vez de decir »el dinero de la cultura en Colombia está mal repartido, concentrado en unas pocas personas e instituciones«, intentó reivindicar las manifestaciones »locales« en detrimento de las »foráneas«, en una ingenua propuesta de xenofobia cultural amparada en el argumento del rescate de »lo nuestro«. A los intelectuales no les quedó otra opción que apoyar el discurso de La Cultura es Universal y quedaron como idiotas útiles para mantener el staus quo, que dista mucho de ser una situación equitativa y pluralista.

Fue una oportunidad perdida para la redistribución del gasto cultural, debido, qué ironía, a un problema semántico. La cultura, en especial la cultura de la Costa Norte y en partuicular el Vallenato han perdido a una de sus grandes defensoras. Paz en su tumba.
  Columna 38 - comentarios

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© José Roca

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