índice no. 40
José Roca
Reflexiones críticas desde Colombia

31 de enero de 2002
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El inestable balance de la »realidad«
François Bucher/White Balance


¿porqué el popcorn no puede verse a sí mismo como comida étnica? (Bucher)



Actualmente se presenta en Location One, un espacio de Nueva York dedicado al arte en nuevos medios, la exposición WHITE BALANCE (To think is to forget differences) del artista colombiano François Bucher. La obra consiste en un video presentado en una serie de escritorios aislados en un gran espacio oscuro, en el cual cada espectador tiene una relación íntima con la imagen y el sonido (que se percibe a través de audífonos), colocándolo en la posición de actor si se entiende la totalidad del montaje y sus "islas" de video como una instalación.

Como es característico en su obra - ver Columna de Arena 32 - Bucher recurre al método de montaje para ensamblar información visual y textual en un complejo collage cinemático en el que se confunden referencias eruditas y cultura popular en una visión profundamente crítica de "la realidad" y de la forma como ésta es presentada a través de los medios. Bucher muestra de qué manera las estructuras ideológicas determinan la forma en que los acontecimientos son percibidos. Los hechos de septiembre 11 en Nueva York son un claro ejemplo.

En un artículo de 1999 (publicado en la revista Valdez IV), François Bucher se refería a Funes, el personaje de la narración de Borges, a quien un accidente dejó inválido pero con la capacidad de memorizar de un sólo golpe cualquier información visual o auditiva que pudiera percibir. En esta memoria prodigiosa todo detalle era tan vívido que Funes experimentaba una realidad duplicada que le impedía discernir un detalle de otro de manera jerárquica: el más ínfimo dato de esta meta-realidad parecía tener la misma importancia que el anterior o el siguiente. Como la construcción del sentido depende de la forma como vemos y clasificamos la realidad, la profusión de información tiende a neutralizar la capacidad de discernimiento; no poder identificar lo relevante en el magma informativo actual equivale a la imposibilidad de pensar, de formarse una idea propia a partir de lo que percibimos como "realidad", en particular a través de los medios.



White balance (Balance de blanco) es el nombre de un dispositivo en las cámaras de video que permite calibrar el color de las imágenes tomando una superficie blanca como referencia. Su apropiación como título de la exposición hace referencia a la compleja situación de la mezcla racial en los Estados Unidos, tema que ha tomado un carácter "oscuro" después de los ataques al World Trade Center. En el siglo 19, C. Lambroso desarrolló una teoría que tuvo influencia en la criminalística del momento, en la cual identificaba en los rasgos "salvajes" de una persona dada su propensión al crimen, en un determinismo racial en el que ciertos fenotipos estaban inexorablemente condenados a ser la escoria de la sociedad. Las nuevas prácticas del "racial profiling" que se pusieron en práctica a partir de Septiembre 11 muestran que estas teorías, en lugar de haber sido superadas, han sido reemplazadas por formas más sofisticadas de segregación.

White balance mezcla imágenes y textos de diversa procedencia; grabaciones en video y en audio del área cercana al World Trade Center, textos periodísticos, emisiones políticas, documentos de la red, etc. Y va hilando temas aparentemente inconexos en una narración apasionante sobre la construcción mediática de la realidad, y cómo esta realidad retorna al público en la forma de espectáculo, lista para ser consumida. De hecho Ground Zero, como se conoce el sitio del desastre, se ha convertido no solamente en el sitio más visitado por los turistas locales y extranjeros, sino en el epicentro de un discurso que gira en torno a un vacío en más de un sentido: no sólo porque no hay nada que ver, sino porque el área está acordonada por la policía, con lo cual no es ni siquiera posible ver esa ausencia. Es en cierto modo apropiado que una tragedia que se experimentó mediáticamente, sólo pueda ser revisitada de la misma forma, es decir, a través de las imágenes que se emiten en la televisión acerca de los trabajos de rescate.

Luego de septiembre 11 los símbolos exteriores de nacionalismo han llegado a extremos absurdos, y los inmigrantes son los que se han sentido compelidos a demostrar su patriotismo envolviéndose literalmente con la bandera norteamericana en la forma de cachuchas, camisetas, botones, banderolas y calcomanías. Al tiempo que se generaliza esta forma de patriotismo epidérmico, se reducen las libertades individuales mediante leyes amparadas en la guerra al terrorismo y se ponen en práctica un sinnúmero de instrumentos de control significados por la profusión de cámaras, policías, filtros de internet y comités de censura - con la consecuente autocensura en los medios radiales, televisivos y en la prensa escrita. Vigilar y castigar. No es casualidad, en este consumo turístico del terrorismo, que las camisetas más populares (después de la bandera) sean las que llevan los logotipos de los organismos policivos y de control, un ejército disuasivo de turistas y adolescentes con cachuchas del FBI, camisetas de la CIA y chaquetas con el logo de la policía de Nueva York.



Una de las múltiples referencias del video de Bucher es la forma como la cultura popular se ha apropiado de la tragedia como espectáculo. El cine es un buen ejemplo de ello (vale la pena anotar que en la última década se han realizado cientos de películas con el tema del terrorismo, entre ellas las muy conocidas The Siege, Arlington Road, Die Hard, Die Hard 2, Die Hard With a Vengeance, Patriot Games, Clear and Present Danger, Hunt For Red October, Toy Soldiers, The Rock y Collateral Damage). En una de sus alocuciones, el presidente Bush hablaba de los inevitables "collateral damages" (daños colaterales, eufemismo para referirse a los "daños no intencionales" que resultan en un acto de guerra) y esta expresión es también el título de una película protagonizada por Arnold Schwarzenegger cuya premiére estaba prevista para octubre del año pasado pero tuvo que ser aplazada debido a los hechos de septiembre 11. En White Balance, Bucher muestra el proceso de auto-censura de esta película y las modificaciones en su material promocional. Las causas de este aplazamiento son públicas: la sociedad norteamericana tenía la sensibilidad a flor de piel por los hechos recientes y no quería saber de terrorismo. Esto, leído en términos económicos, se traduce en "nadie va a ver una película sobre un acto de terrorismo, por lo tanto será un fracaso comercial". Así que la película fue pospuesta parta marzo de este año, y los cortos promocionales fueron revisados. La película, entre otras cosas, le concierne directamente a Colombia: Schwarzenegger hace el papel de un ciudadano común norteamericano (¿?) cuya esposa e hijo mueren en una acción perpetrada por un terrorista colombiano. Al recibir una respuesta evasiva del gobierno de su país respecto al castigo a los culpables y ante la posibilidad de que los actos quedaran impunes, decide tomar venganza por propia mano. La película todavía no ha salido, pero su trama es más que previsible, calcada del sinnúmero de películas de acción en la cual un norteamericano blanco se enfrenta al "mal" representado en un corrupto régimen extranjero y vence en una desigual batalla a su incompetente ejército. Pero su simetría con la posición de los Estados Unidos en su "guerra al terror" no puede pasar desapercibida: "los sacaremos a punta de humo de sus cuevas", "acabaremos con aquellos países que alberguen el terrorismo en su territorio", "enfrentaremos la violencia con justicia paciente" etc., etc.

Las sociedades se definen definiendo primero al otro, o, como lo afirma Chantal Mouffe, toda construcción de hegemonía se basa en estructuras de antagonismo, que permiten una definición de la sociedad por oposición a otra. Y esto se manifiesta en todos sus niveles, iniciando por la estructura más básica, el lenguaje, tanto verbal como visual, y en los símbolos que sirven para auto-definirse. En una de las entrevistas que Bucher realizó en la calle, una joven norteamericana respondía a la pregunta "Qué significa para usted la bandera americana?" con las previsibles nociones de "libertad" y "orgullo". Cuando se le pidió que elaborara sobre el significado de "libertad", respondió: "Nosotros (los EEUU) todavía podemos ser duros.

Tenemos el poder de hacer lo que se nos de la gana". Y esta es la tónica de las acciones en un contexto en el cual el término "terrorismo" no está definido por el acto en sí mismo (un bombardeo, muertes de civiles inocentes) sino por quien lo realiza y a quien se lo realizan. El exabrupto teológico de otra de las perlas de Bush, "Dios no es neutral", muestra hasta qué punto la percepción de la realidad en los Estados Unidos está condicionada por los medios. Una de las características de toda hegemonía es que logra establecer un consenso social en torno a lo que es considerado la norma, y lo que es considerado "desviación" respecto a ella. Stuart Hall, en "Cultura, Sociedad y Medios" afirmaba: "(...) Los medios sustentaron este 'consenso' y ayudaron a crearlo. De tal manera que su rol era de hecho 'hacer que las cosas signifiquen' en lugar de simplemente reproducir la 'realidad'". Cabe recordar que Marx sostenía que las ideologías funcionan debido a que se anclan en el aspecto superficial de las cosas, con lo cual reprimen todo reconocimiento de la contingencia de las condiciones históricas. De allí la importancia política del manejo del lenguaje y de los símbolos. De allí también la importancia de una de las herramientas de la sociedad globalizada como instancia de contestación: el activismo político a través de internet como respuesta a los medios. White balance trabaja con las imágenes de los medios y las devuelve digeridas, mostrando el andamiaje ideológico que las sustenta en una narración que muestra precisamente esas contingencias que han sido históricamente reprimidas de las narraciones oficiales.

A raíz de un discurso de Bush, un comentarista político paquistaní usaba la palabra "fair" para describir la falta de ecuanimidad de los Estados Unidos en el Medio Oriente. El término en inglés tiene una connotación racial: "fairness" traduce "ecuanimidad", pero también "blancura". El hecho que el término haya sido utilizado por el comentarista sin reparar en que de cierto modo su utilización deconstruye sutilmente su propio discurso, evidencia que aún el discurso crítico ya está permeado por ese "sentido común" que el pensamiento hegemónico ha instaurado.

Roland Barthes afirmaba que el campo de significados asociados a un término en particular era el dominio por excelencia a través del cual la ideología invadía el campo del lenguaje. De lo cual se desprende que la significación de un término dado se convierte en un campo de lucha social. White balance es un viaje apasionante por los meandros del lenguaje y sus asociaciones políticas en la cultura visual norteamericana. En el modelo post-estructuralista, las cosas no tienen una significación intrínseca e integral, a la cual el lenguaje es "transparente"; por el contrario, en mundo debe "hacerse significar", y este significado es una construcción social, que necesita, para ser legitimada y verosímil, que toda otra construcción alternativa de significado sea marginalizada o deslegitimada. Los Estados Unidos no "crearon" los ataques de septiembre 11 (aunque se pueden siempre leer como una previsible respuesta a sus políticas en el medio oriente -recordemos el atentado fallido de 1993); pero lo que es evidente es que ha sido la oportunidad, después del fin de la guerra fría, de reconstituir una posición hegemónica a partir de la construcción de un "otro". En White Balance, Bucher provee - desde una mirada fía y desapasionada - un mapa para descifrar lo que se esconde tras la prístina transparencia de los oscuros discursos mediáticos.

José Roca, Enero de 2002

La exposición de Francois Bucher puede visitarse en:
http://www.location1.org/artists/white_balance.html

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Carlos Jiménez,  6 de febrero 2002
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