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no. 67

José Roca
Reflexiones críticas desde Colombia


26 de mayo de 2005

Este texto acompañó la exposición de la artista Ana María Rueda en la Galería Alonso Garcés de Bogotá.
J. Roca.

 

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José Roca:

agua como horizonte. Ana María Rueda

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Paralelo a su trabajo como artista, Ana María Rueda ha realizado desde hace mucho tiempo talleres con niños y jóvenes, a los cuales involucra en los procesos creativos al exponerlos a las obras de arte exhibidas en los museos. Más que pretender que el niño aprenda la historia del arte en estas visitas y talleres, la intención de Rueda es estimular una reflexión sobre el rol del arte en la sociedad y mas específicamente en la vida de aquellos que están fuera de lo que se considera convencionalmente como el medio artístico. En consecuencia, el interés, cuestionamiento o inclusive rechazo de los niños a lo que se les presenta, así como las razones y motivos de sus reacciones, se convierten en la parte más importante del proceso: es allí en donde el taller cumple un papel instrumental, logrando que algo muy íntimo - sus historias personales, sus recuerdos, sus intereses, sus prejuicios- emerja, por así decirlo, a la superficie.

En 2002, Rueda realizó una serie de talleres de apoyo a la exposición de la Colección Rau, muestra de obras maestras del arte universal presentada en la Casa de Moneda de Bogotá. La artista documentó su propia interacción con los niños - y la de ellos con las obras de arte y el material didáctico de la exposición - como parte de su proceso pedagógico.

La exposición tenía una sala infantil con reproducciones de algunas de las obras maestras exhibidas, con espacios vacíos en la parte que correspondía a la cara del personaje para que los niños pudieran verse a si mismos como parte integral de las obras. Cada cuadro estaba reproducido en la parte interior de una caja y frente a el había un espejo, de tal manera que cuando el niño metía la cabeza en el orificio, el único espectador de la escena era él mismo, quien asumía el rol para su propio disfrute. Rueda fotografió el espejo desde arriba, no interrumpiendo de esa manera la relación de cada joven con la imagen que representaba para si mismo. Al mirar las fotografías resultantes, sintió que habían logrado captar el espíritu del taller y decidió realizar un trabajo con ellas. Sin embargo, a pesar de que la imagen estaba ya mediada por un filtro (el espejo) que evitaba una representación directa para la cámara, Rueda sintió que era necesario un nivel más de distanciamiento entre la relación íntima de cada joven con su imagen y la instancia de exhibición pública. Las imágenes tienen un carácter de ensoñación y a la vez una fuerte carga sicológica, y Rueda vio que podían ser interpretadas como una expresión del subconsciente; en consecuencia, consideró que el agua podía ser a la vez una instancia de distanciamiento y una metáfora del mundo interior que parecía estar aflorando en las fotografías. Las fotos fueron inmersas en agua y re-fotografiadas, logrando un efecto particular en cada caso en función de la relación de la mirada con el nivel del agua. La inmersión en el medio líquido parece devolver las imágenes a un estado de gravidez pre-consciente, y las dotan de una extrema fragilidad y vulnerabilidad. Es importante señalar que algunos de estos niños y jóvenes habían estado expuestos a circunstancias muy difíciles y se encontraban en un complejo proceso de inserción en una vida urbana, familiar y social Su inmersión en un espacio de libertad como es el espacio artístico, fue uno de los pasos en su gradual involucramiento en la vida en sociedad.

El agua es un símbolo presente en todas las culturas, casi siempre identificado con el origen y los mitos de creación. En un sentido más abstracto, es posible entender el agua como un elemento ambivalente de transición entre lo terrenal y lo etéreo, elemento flexible y dúctil que se adapta a todas las formas posibles, solvente universal en el que todo comienza y todo termina. Rueda relata cómo en el transcurso del taller los niños fueron poco a poco venciendo sus prevenciones, logrando que las historias más guardadas terminaran por salir, como una forma de catarsis y liberación. El agua, en palabras de Lao-Tsé, "no lucha, y sin embargo, nada le iguala en romper lo fuerte y lo duro". El proceso retratado en las fotografías de Rueda es intraducible y difícilmente narrable con palabras. En consecuencia, sus imágenes recurren a la alegoría para referirse al difícil proceso de abrirse al mundo cuando en algunos de estos casos se ha construido una barrera para protegerse de él.

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Presentación en internet: Universes in Universe,
Gerhard Haupt & Pat Binder

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