índice no. 7
respuesta


Una de las características de la crítica tradicional es la disparidad de posiciones entre quien la efectúa y el sujeto de la misma: usualmente el primero está respaldado por el soporte institucional que otorga el medio que publica la crítica, y el artista, por lo general, no tiene la oportunidad de expresar su propia posición, o de contradecir con sus argumentos lo que se ha dicho de su obra.

El medio electrónico en el que se disemina esta columna permite un intercambio mas rápido, pero sobre todo mas horizontal. A continuación transmito la respuesta de la artista Ana Mosseri a la Columna no.7, y un comentario mio a esta respuesta.

José Roca


Ana Mosseri: respuesta a la Columna no.7

Señor José Roca:

La presente tiene como objeto agadecerle la aniquilante crítica que escribió sobre mi exposición »Foto Album«, llevada a cabo el 3 de septimbre del año pasado en la galería El Museo, pues me permitió aclarar aún más los aspectos conceptuales y formales del trabajo en cuestión. A pesar de ser mal intencionada y pretender mutilar este trabajo, está muy bien escrita y se apoya en argumentos que denotan amplios conocimientos en materia artística; sin embargo es desacertada y ligera en sus planteamientos. La lectura que usted hizo de la obra es erronea en los siguientes aspectos:

El motivo por el cual realicé este repertorio de personajes es porque simplemente quería plasmar, de la manera más inocente, el mundo que me rodea. Escogí el genero del retrato porque lo considero poco tracsendente y caduco. Partí de la caducidad de este género para restarle importancia a la obra de arte y hacer de esta »praxis artistica« una tarea ingenua donde cada retrato carece del valor en sí mismo pues se reduce a la anecdota.

Usted habló del retrato en la obra de Juan Antonio Roda como símbolo de status y de poder y del hecho que »Las pinturas son encargadas, como otrora lo hacía la corte y la naciente burguesía«. En mi caso las pinturas no son encargadas y los sujetos retratados son personas común y corrientes que yo voluntariamente convertí en imágenes pictoricas. No son miembros de nuestra farandula local; son amigos, familiares y personas que me rodean. Por lo cual se equivocó al afirmar que por esta razón se había vendido un 90% de la exposición a las tres semanas de abierta. No se vendió sino escasamente un 20% debido a que los retratados son personas que carecen de los recursos para comprar sus retratos. Las relaciones establecidas con estas personas son de caracter absolutamente íntimo lo cual demerita cualquier transacción comercial.

Mis referencias estan lejos de ser las citadas por usted como Warhol o Alex Katz y mucho menos Beatriz González y se remontan mas bien al motivo del retrato - en su instancia más caduca - a finales del siglo XIX, a las imágenes de Mary Cassat, Pierre Bonnard, Edgar Degas, Walter Sicket, Edouard Vuillard, Camille Pisarro entre otros, y a la necesidad de estos artistas de dejar constancia de la existencia de las personas que conocen y de instantes de escenas cotidianas.

En mi caso estas personas son mis amigos, familiares, habitantes domésticos y personajes que admiro. Técnicamente tampoco pretendo basarme en imágenes publicitarias con colores planos, el efecto gestual y de pincelada que usted tachó como falta de destreza, es intencional, la factura desigual se debe a mi deseo por captar las actitudes de estas personas y no a reproducir iconos de nuestra patética farandula local. Con respecto al trabajo de Wilson Diaz considero que su obra pictórica se basa en la de David Hockney, en sus retratos de personajes cotidianos. Allí hay un punto de convergencia con mi obra. A partir de las premisas plásticas de Hockney se ha replanteado el valor de la pintura como espejo de la realidad. Hay una nueva escuela de pintores jovenes que se dedican a extraer imágenes de personajes de revistas y de los medios masivos de comunicación y que a la vez retratan a sus amigos poniendolos a todos dentro del mismo contexto. Parece que usted desconoce esta práctica y a sus representantes: Karen Kilimnick, Elizabeth Paton, Bryan Organ, al fin y al cabo hoy en día la presencia del los medios hace parte de nuestra realidad cotidiana, vivimos inmersos en un mundo de la imágen.

Esta nueva práctica no es pop aunque se base en la misma iconografía. Yo me atrevería a considerarla un resurgimiento de la pintura. Hago uso del ejercicio de la pintura basada en un extenso archivo fotográfico de mi propiedad para dejar »entrever la sinceridad de una mirada personal y cómplice hacia los sujetos de su círculo íntimo« pero no »a la manera de la fotógrafa norteamericana Nan Goldin«; no transporto al espectador a otra esfera de la realidad como la de los transexuales, homosexuales o drogadictos pues estas personas no hacen parte de mi circulo de amigos íntimos; no hacen parte de mi realidad.

La problemática de este trabajo, Foto Album, se basa en evidenciar mi propia realidad (igual a la de cualquier otro ser humano), las imágenes inmediatas de seres comunes y corrientes, a tavés de la pintura; un género cuyo valor en el tiempo y espacio actuales ha sido ampliamente cuestionado. Para mí la pintura trasciende la fotografía pues vuelve aún más estáticos esos instantes. Estas pequeñas pinturas, imágenes de las personas que conozco, son instantes de mi vida detenidos en el tiempo. Pequeños fragmentos de una existencia común y corriente.

Al realizar este trabajo no pretendí sentirme una gran artista, sino un simple testigo la misma distancia con la factura y el oficio, la misma insistencia con el carácter superficial de la pintura. Lo que se ve es lo que se ve, o, como decía Warhol respecto a sus retratos, »si usted quiere saber todo acerca de mi, simplemente mire la superficie de mis pinturas, películas y a mi mismo, y allí estoy. No hay nada detrás«. Pienso, contrario a su idea que »una praxis artística que recién comienza (si) puede sostenerse en soportes tan precarios como los que sustentaron al Warhol decadente (a su juicio) de la última época: los medios, las relaciones y el aparato validatorio de las páginas sociales«. Para usted una tesis sin vigencia en los años 90, para mí una idea rescatable y con la cual se relaciona este trabajo. Considero que para el artista actual es practicamente imposible formular premisas nuevas y por lo tanto debe apropiarse de las ya existentes. pues en este siglo a través de las vanguardias, rupturas y movimientos artísticos ya se dijo todo.

Para evidenciar aún mas esta tesis hice uso del evento social como apoyo a los retratos, supongo que usted no asistió a la inauguración y por lo tanto no pudo ver la intención, tener la presencia viva de los personajes retratados para así romper la barrera entre arte y realidad. El amplio cubrimiento por parte de los medios masivos de comunicación también fue intencional. La invitación se realizó con el fin publicitario de atraer la atención de revistas, noticieros y una gran concurrencia de público desde el más ordinario hasta el más conocedor. La presencia de cámaras, luces, reporteros, fotógrafos y un sin numero de personas incluyendo a los pintados tuvo como fin hacer de este evento social un happening.

Una exposición de esta indole no se podía realizar en otro lugar distinto al Centro de Diseño Portobelo. No estoy de acuerdo con usted en la siguiente afirmación: »Una artista que apenas empieza a exponer, y que elige pasar por alto el proceso usual de selección del medio del arte (salones de arte joven, eventos abiertos, Salon Nacional), tiene imperativamente que estar a la altura de las expectativas generadas por el tour de force de promoción armado en torno suyo«.

Nunca creí que exponer estas obras, aprovechando la oportunidad que me brindó la galería, era pasar por alto el proceso usual de selección.

Atentamente:
Ana Mosseri

Comentario de José Roca a esta respuesta

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 Columna no.7



©  Ana Mosseri, José Roca

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